Hoy es
mi primer día con la doctora Culito Calentito. Es una psicóloga y me han dicho
que es la mejor resolviendo problemas sexuales. Mi problema es que cuando tengo
una chica delante soy incapaz de hablarle, de hecho soy incapaz de hablar a
ninguna chica. Eso sí, cuando voy borracho me olvido de todo y mi lengua se
vuelve a poner en marcha, pero no quiero ir borracho toda mi vida.
Al
entrar, como siempre, me quedé sin habla porque es una chica. Ella se dirigió a
mí preguntándome:
- Buenos
días Sr. Voyeur. ¿Me puede decir cuál es su problema sexual?
Ni una
palabra salía de mi boca así que con señas le pedí un cuaderno y un bolígrafo
donde le expliqué que no podía hablar con mujeres si no iba borracho y como
ella era la mejor quería intentar arreglarlo aunque fuese un poco irónico que
ella fuese quien me tratase.
- ¿Y por
qué cree usted que no puede dirigirles la palabra a las chicas?
En el
cuaderno escribí que pensaba que mi baja autoestima y los primeros rechazos
crearon este método de defensa para que no me volviera a pasar, pero claro mis
instintos humanos aun están ahí por lo tanto quería curarme el problema era que
no sabía como volver atrás.
Mientras
escribía esto, ella se quitó la bata y quedó completamente desnuda enseñándome
su bello cuerpo y provocándome una enorme erección.
- Bien.
Su problema no está causado por una disfunción eréctil. Así vamos descartando
cosas y por favor bájese los pantalones – dijo con total tranquilidad.
Yo,
obediente, me bajé los pantalones y seguimos con la conversación. Repasamos mis
ligues de la adolescencia, los problemas que tuve con mis primeras relaciones
sexuales y esta fue su conclusión:
- Sr. Voyeur me temo que su problema está en que su cerebro se ha negado a volver a hablar
con las mujeres porque en sus primeras relaciones el único que se esforzaba de
verdad en que eso fuera bien era usted. Durante el sexo, por lo que me ha
contado, su pareja tampoco ayudaba a mejorar las relaciones terminando haciendo
todo el trabajo usted. Ha tenido mala suerte pero yo tengo la solución.
La
doctora Culito Calentito se arrodilló delante de mí completamente desnuda con mi
erección en ebullición y empezó a hacerme una felación. Lamió de arriba a abajo
mi polla, dejándola llena de saliva. Luego se la metió dentro de la boca y
empezó a chupar frenéticamente. Con mi polla dentro de su boca sintió las
pulsaciones aceleradas de mi corazón y notar que estaba a punto de soltar toda
mi carga. Se paró y dijo: “Aun no tengo suficiente información, sigamos
hablando.”
Ahora
pasamos a mi vida diaria y la tortura que es. Por ejemplo cuando voy a un bar,
tengo que esperar a que venga un camarero para poder pedir, si es una camarera
se enfada y me mira mal. Igual me pasa en los supermercados y cualquier
establecimiento. En mi trabajo, tengo suerte porque la mayoría somos hombres,
pero si mi jefe fuese una jefa estaría perdido. Y el problema viene a la hora
de salir de fiesta porque aunque no hable con mujeres, me gusta salir y mis
amigos ya no me llaman porque no les espanto a los ligues con mi comportamiento
extraño.
- Bien,
pues entonces le tenemos que encontrar una solución a su problema… y esa polla
manténgala usted dura, aquí no decae nada.
Haciendo
caso a sus indicaciones me toqué todo el tiempo que estuve en la consulta y al
faltar 5 minutos para terminar la sesión me dijo que era ya hora de correrme
así que se introdujo mi polla calentada
durante toda la cita en su húmedo coño y empezó a moverse arriba y
abajo. “Avíseme antes de correrse o le cobraré el doble por la consulta”. Ese
calor que envolvía mi polla era desconocido para mí, hacía tanto tempo que no
follaba con nadie que me puse alegre. La doctora se esmeraba y cada vez iba más
rápido y a falta de un minuto para terminar la consulta y yo, a punto de
correrme, la avisé de lo que iba a ocurrir y al oír eso se paró en seco y a mí
me salió del alma: “Siga doctora, no me deje a medias”. A lo que ella contestó:
“Problema resuelto”.
Me fui
curado y con el calentón…