viernes, 15 de marzo de 2013

El exhibicionista - Parte II


Como todo buen exhibicionista, soy webcamer. Cualquier momento es bueno para ganar un poco de dinero así que cogí a una compañera de clase y le pedí que me ayudase. Imaginaos la situación, yo sentado con la pantalla del ordenador disimulando que me había bajado los pantalones y mi amiga al otro lado, calentándome. En realidad, todo el mundo miraba mi cam por mi amiga. Si no fuese por ella nadie la miraría. No era la primera vez que lo hacía y yo estaba encantado porque está tremenda y luego de clase por el calentón terminamos haciéndolo en el baño, pero vayamos por partes. Todo empieza al encender la cam. Ella aun no me tocaba, para que lo hiciera, tenían que pagar. Ella tonteaba con mi polla, rozaba mis piernas, me tocaba los huevos, pero ni rozaba la polla. Apareció el primer pago del día, empezó a jugar con mi polla lentamente. Se lamió un dedo acercándose bien a la cam y me lo pasó por encima. Se estremeció. Me la cogió con la mano, empezó a masturbarla. Cuando la gente se empezó a animar, la hice parar. A mí tampoco me gustó pero el negocio es el negocio. Hasta que no volvieran a pagar no me corría. La gente empezó a pagar ya que cuando terminaba mi amiga se lo tragaba todo. Solo esperaban eso. Los volvía locos como se lo tragaba. Ese día gané mucho dinero, era principio de mes.

Y después de la clase nos fuimos al baño a disfrutar de nuestra compañía. Me quitó los pantalones con avidez. A ella también la ponía cachonda tragarse mi semen sin poderse tragar mi polla. Salió como un muelle. Ella sabía lo que me excitaba. Antes de desabrocharme los pantalones, ya se había sacado las tetas para calentarme el paquete. Envolvió mi polla con sus enormes pechos y la masajeó. Al notar palpitarla se la metió toda dentro de la boca. Lamió el glande con su lengua, dándole vueltas como si fuese un chupachup. Uahhh! No pude más y me corrí en su boca, es lo que ella quería, pero antes de que terminase de disfrutar yo ya tenía mi lengua en su coño húmedo, notaba su fluido, su calor, cada estremecimiento con una contracción de su vagina. Con el dedo le masajeaba su clítoris y con la otra mano jugaba con su ano. Mi polla se endurecía con cada lametón y al tenerla completamente dura, la apoyé delicadamente en la pared y la introducí lentamente para que notase como se apoderaba de cada centímetro de su interior. Cuando estuvo toda dentro, empecé a moverme más rápido. Cada embestida era un gemido difuso, ella se apoyaba en mí y me mordía los hombros por puro placer. Cuanto más fuerte mordía más fuerte la empotraba. Quedaba lleno de marcas, pero lo que gozaba… terminamos en un espasmo de pasión  y quedamos entrelazados como si fuéramos uno solo. Lentamente fuimos volviendo a la realidad que nos rodeaba… Yo me vestí, ella se vistió y volvimos a clase un poco descompuestos pero con la alegría de un buen polvo…

Por la tarde subí a la biblioteca…

Continuará…

jueves, 7 de marzo de 2013

El exhibicionista - Parte I


El buen exhibicionista duerme desnudo y se levanta con una gran erección. Mira por la ventana si hace sol y sale al balcón a enseñar su pollón. Es temprano pero ya escucha los gritos ahogados de niñitas, adolescentes, madres y abuelas. Qué bien sienta escucharlos y empezar a tocarme. Aumentan los gritos. Decido no terminar porque seguro que habrá más oportunidades a lo largo del día.

Me visto pero sin ponerme ropa interior... quién sabe si alguien quiere sacarme la polla sin rechistar, siempre dejando la bragueta abierta para evitar molestos ruidos al abrirla. El transporte público, el metro, es el mejor lugar para exhibirse. Siempre encuentras a alguien dispuesto, al menos, a mirarte el paquete. Ya llevo unos días trabajándome una MILF, siempre lleva un señor escote y le gusta que la miren. Siempre coincidimos a la misma hora.

El primer día le miré el escote y le guiñé un ojo. El segundo me senté a su lado y dejé que me tocara el paquete, la cabrona se quedó a gusto hasta que se tuvo que bajar. Y llegamos a hoy... hoy se ha sentado en el asiento al lado de la salida porque así puedo estar yo de pie mientras ella me la pelaba a gusto sin que nos vea nadie. Y así fue. Cuando me vio lo primero que hizo fue ponerse en una posición que no delatara mi polla fuera y empezó a trabajármela. Se entretuvo largo rato acariciándomela y humedeciéndola lentamente pasando saliva de su mano a mi verga caliente y palpitante. Al faltar una parada para llegar empezó a masturbarme frenéticamente y mis cinco sentidos me decían: “vas a dejar esto hecho un estropicio” pero mi polla decía: “me voy a correr y tú estás disfrutando como una guarro”. Así que ganó esa pelea interior mi polla y me corrí. Cuando llego a la parada me dedicó una mirada picarona, me guiñó un ojo y se lamió el semen que tenía en la mano.

Ni corto ni perezoso la seguí y la paré antes de que saliera del andén. Cuando todo el mundo hubo salido, la empotré en la pared y le empecé a besar el cuello, pegué mi cuerpo al suyo para que notara la erección que aun llevaba, le bajé los pantalones y noté lo húmeda que iba. Esa era mi oportunidad, mi polla entró con facilidad en su coñito y mientras liberaba sus tetas del yugo del sujetador, las empecé a besar. Mientras la embestía contra la pared pellizcaba sus enormes pechos y jugábamos con nuestras lenguas. Se acercaba el siguiente metro ya y yo sabía que estaba a punto de correrse, su respiración aumentó, yo no cesé, sus dedos se clavaban más en mi espalda y nos corrimos los dos. Nos volvimos a vestir y los dos satisfechos saludamos a la cámara que nos grababa.

Volví a subir al metro y me dirigí a la Universidad…

Continuará…