martes, 11 de febrero de 2020

Piso de estudiantes


Al haber empezado a estudiar me mudé a un piso de estudiantes y el único que encontré era con dos chicas más. El apartamento tenía tres habitaciones y zonas comunes como el salón y la cocina.

Pero un día yo haciendo la siesta en pijama en el salón, que siempre que voy en pijama me gusta ir sin ropa interior, llegó una de ellas y me pilló, como me pasa mucho últimamente, con una erección de caballo mientras dormía.

Yo no sé qué vio y que no vio porque dormía pero desde ese día a ella le apetecía ir con menos ropa por casa y acercarse más a mí jijiji

Otro día mirando la tele me puse otro pijama más veraniego, con pantalones cortos que me llegaban a un cuarto de muslo y muy anchos lo que al sentarme dejaba entre ver mis partes porque como he comentado antes me gusta ir sin ropa interior y para ir más cómodo siempre retiro la piel que me recubre el glande.

Mi compañera, la que me vio con la erección, llevaba una camiseta grande y ancha sin sujetador, como se le notaban sus pezones, y sin pantalón solo con braguitas. Iba supercómoda en casa y a mí me ponía muy cachondo. Mientras mirábamos la tele no pude dejar de fijarme en ella, en como colocaba sus piernas sobre el sofá, se estiraba, veía sus pechos a medias a través de las anchas mangas y notaba como la sangre empezaba a fluir hacia mi polla.

Esa misma semana decidí darme una ducha larga, ya me entendéis. Necesitaba desahogar el estrés y a falta de mujer con quien follar buena es una paja en la ducha. Pues ese día dejé la puerta entreabierta y me hice la paja bien a gusto en la ducha, sin reparar en el ruido que hacía para llamar la atención de mi compañera de piso. Escuchó bien alto y claro mis gemidos al correrme y como mi lubricada polla hacía fap fap fap cuando me pajeaba pensando en ella. Al salir de la ducha, abrí un poco más la puerta y empecé a secarme, pero el pensar que estaba la puerta abierta y que ella podría pasar por allí me puso más cachondo aun… y sucedió… Mi compañera de piso pasó por delante de la puerta y no pudo evitar mirar, sabía lo que había estado haciendo y cuando me vio no supo dónde meterse y se fue corriendo.
Salí detrás de ella, desnudo con una buena erección, y fui a hablar con ella.

-    ¿Qué problema hay? – le pregunté.
-    Ninguno, pero sabes que vas desnudo y con una erección por casa – me dijo sin quitarme la vista de mi polla dura.
-    Lo sé. Esta erección es gracias a ti, llevo fantaseando contigo desde que me pillaste con la polla dura esa siesta, ¿te acuerdas?
-    Vaya si me acuerdo… - se mordió el labio – llevo provocándote erecciones desde ese día ¿o te crees que la ropa que me pongo para ir “cómoda” la llevo todos los días? Me la pongo solo para ti, cuando no estás voy normal.
-    Esto tiene arreglo, ¿es lo que quieres verdad?
-    Sí – me dijo ella muy entusiasmada.

La cogí de la mano y la llevé a mi habitación. Empecé a besarle el cuello, me paré, le quité la camiseta, mis manos jugaron con sus pezones y mis labios seguían besándola, mientras ella recorría todo mi cuerpo con sus manos, y al fin llegó donde me gusta, con una mano en mi polla y la otra en mis pezones… y cuando me vio disfrutar cambió de actitud, me tumbó en la cama y se puso a controlar la situación. Sin soltarme la polla, empezó a girar hasta que toda desnuda puso su coño en mi cara y lo estampó en mi cara. Que giro de acontecimientos… no pensaba que fuera de esa manera, con lo modosita que parecía. Me sorprendió gratamente y empecé a comerle el coño como si no hubiera un mañana, y ella hizo lo mismo con mi miembro. Cuantas más ganas le ponía yo, más ganas le ponía ella. Qué húmedos estábamos… si seguía chupándome los huevos y la polla así haría que me volviera a correr, pero no podía dejar de lamer, chupar, morder y saborear el dulce néctar que salía de sus partes y en ese instante noté como mi pelvis se tensaba y salía mi dulce leche y bañaba su garganta.

Después de recibir mi leche, mi ereccion bajó y yo le dije:  

-    Ven, siéntate en mi cara y mírame a los ojos mientras me usas como tu juguete – me miró con cara de perplejidad – yo te enseño, déjate llevar…

Me tumbé bien en la cama y guiándola con mis manos acerqué su pelvis a mi cara y sus manos a mi cabeza.

-    Imagínate que soy tu vibrador y no me digas que no tienes porque escucho cuando lo usas porque me pajeo cuando lo haces, las paredes son muy finas…
-    Pero no sé qué hacer – me dijo ella
-    Ya te lo he dicho, déjate llevar…

Y sentada en mi rostro, yo empecé a lamer por todo donde llegaba mi lengua. A medida que se iba poniendo más cachonda, notaba como se agarraba más fuerte con sus manos a mi cabeza. Inconscientemente guiaba mi lengua por todo su coño, su clítoris, su culo. Su pelvis se empezaba a mover, cuando tenía un hueco la iba animando y diciéndole que lo hacía muy bien, ya empezaba a restregar sus partes por toda mi cara. Que placer tener mi cara llena de sus fluidos y ella de dominar la situación. Creo que he creado un monstruo, pero me encanta. Un monstruo que cuando me necesite con completa entrega complaceré. Ella no podía parar ahora, sus gemidos iban en aumento y cada vez me ahogaba más en su néctar. Sabía lo que quería y lo tenía, yo se lo daba. Su energía me nutría a mí y la mía a ella. Cuando no pudo más sujetó mi cara contra toda su entrepierna, gimió, gritó y se corrió abundantemente en mi cara. Al terminar se tumbó a mi lado, al revés, agitada, suspirando, aun moviendo sus caderas y para su sorpresa otra erección rondaba mi entrepierna, pero le dije que lo dejáramos para otro día… que habría más posibilidades y yo estaba seco…

Continuará…