miércoles, 20 de febrero de 2013

Exhibicionismo


Iba caminando un día por la calle cuando vi a una mujer sentada en un banco que me llamó la atención, pero seguí. Al cabo de diez segundos se me encendió una bombilla y pensé: esa mujer parecía que iba sin bragas... Así que volví atrás disimuladamente y me fijé en que era verdad. Abría y cerraba las piernas para llamar la atención de la gente para que se la quedara mirando.

Yo me acerqué a ella haciéndome el tonto sin mirarle su bello tesoro que iba enseñando a todo el mundo. Me senté a su lado y empecé a tocarme para que se me pusiera dura... Mentira. Solo el hecho de pensar cómo iba ya me la ponía dura pero lo hice para que se girara y se fijase en mi paquete y claro que lo hizo... Me saludo con un hola muy tímido y me dijo: pero que "llaves" más grandes que llevas ahí... ¿Que coche tienes? Me puse a reír y mientras lo hacía me desabrochaba el pantalón y me saqué la polla en medio de la calle. Vengo a hacerte compañía le dije. Como hacia un poco de frío ella me la calentó con sus manos calientes y cachondas. Casi me corro pero aguanté porque sabía que eso no acababa ahí. Me la escondí, nos levantamos y fuimos a buscar un sitio para yo poder quitarme los bóxers que tanto me molestaban para exhibirme junto a esa extraña.

Fuimos al baño de una estación de bus. Como era pequeño el cubículo yo decidí cambiarme haciendo equilibrios encima del wáter. Por dos motivos: 1. Veía mejor su pronunciado escote y sus tetas porque no llevaba sujetador. Tengo que añadir que sus tetas se aguantaban perfectamente firmes y sus pezones estaban duros por la excitación y 2. Cuando me quite los pantalones mi polla quedaba a la altura de su cara. Cuando esto pasó me miró con cara de picarona y se la metió dentro de la boca y empezó a chupar. Empecé a jadear y un hombre del wáter de al lado me preguntó si tenía algo grave a lo que yo le conteste que había tenido que venir corriendo por un apretón y me faltaba la respiración.

Mientras hacia mi explicación magistral ella se lo pasaba bomba y se reía mientras me hacia la mamada. Yo me moría por gemir y correrme pero ella me hacia sufrir mamando y salivando mi polla lentamente y parando cada vez que las pulsaciones que notaba en mi polla aumentaban. En esos momentos me lamía los huevos y los masajeaba relajándolos porque aun les quedaba un buen rato. Esta locura de mamada duro así diez minutos. El de al lado se despidió dándome ánimos con el apretón y ella al fin dijo ahora que se ha ido este te puedes correr y gemir a gusto. Empezó a chupar frenéticamente y en un momento ya probó mi leche. Menudo chorro solté con el tiempo que me mamó. Me enseñó cómo le había llenado la boca y se lo tragó todo.

Mi polla se relajó y pude quitarme los bóxers y tirarlos en cualquier lado porque no los iba a volver a usar ese día. Cuando me quite de encima del wáter ella se sentó y se subió un poco la falda y yo sin pensármelo me metí entre sus piernas y empecé a lamer su delicioso coñito. Me mojé los dedos y se los introduje uno a uno mientras jugaba con su clítoris. Cuando la oía gemir me paraba y le meta un dedito en el culo. Eso le paraba la excitación las primeras veces y yo le seguía chupando su clítoris y empezaba otra vez a meterle los dedos en su vagina pero llegó un momento en que deje el dedo dentro de su culo mientras le lamía el coñito con pasión. Abrí bien la boca para meter la lengua hasta donde llegase y saborear al máximo sus flujos. Después de eso metí otra vez el dedo en su culo y lo probé con dos. Lamia y penetraba su ano con ansia mientras con la otra mano le masajeaba su rojo clítoris. Estaba a punto de correrse y lo sabía. Así que empecé a chupar tan rápido como ella a mi la polla y saboreé sus flujos derramándose en mi boca y tragando rápido para no perder ni una gota. Mientras se corría me cogía de la cabeza para que no me parase y tragué hasta casi ahogarme. Fue un gustazo y mi polla estaba otra vez dura pero ya era hora de exhibirnos.

Después de que mi polla se calmara del otro calentón, me vestí y salimos disimuladamente del baño. Empezamos a caminar y la gente ni se fijaba en nosotros. Me sentí aliviado de ver que nadie había notado que íbamos sin nada debajo. Cuando salimos de la estación de bus, que era subterránea, nos dio el sol de verano de lleno y las sombras en la camiseta ajustada dejaban entrever los pezones redondos, erectos y grandes de la mujer a la que acompañaba en aquel viaje exhibicionista. Al empezar a observar al resto de chicas como miraban mi paquete porque llevaba unos pantalones blancos y se transparentaba todo empezó a fluir sangre hacia mi polla hasta que obtuve una gran erección. Ahora sí que cada vez las chicas se fijaban más en mi polla pero seguimos caminando y nos vio la policía. Yo me tapé como pude pero fue inútil, no tenía nada con que disimularlo. Se acercó y nos dijo:

- Os tendré que denunciar por exhibicionismo.

- A ver señor agente es que mi hijo es un poco tonto y quiso probar la viagra y ahora lo quería llevar al médico.- contestó la señora.

- Es que encontré una en la mesita de noche de mi padre y quería probar si era cierto que duraban mucho las erecciones y llevo 4 horas.

- Pues van en la dirección equivocada.

- Si agente pero no querrá que vaya con mi hijo al médico por todo el centro de la ciudad. Así que decidimos dar un rodeo.

- Perdone usted señorita tiene toda la razón. Sigan su camino.

Mantuve la erección durante el interrogatorio porque me tenía la mano dentro del pantalón y me hacia cosquillitas en el ano, incluso se atrevió a meterme un poquitín el dedo y me sobresaltó. Luego se sacó una toallita y se lo lavó porque para eso no estábamos preparados. Durante nuestro camino algunas chicas se acercaban disimuladamente a ver mi erección, pero las pillábamos y les decíamos si querían verla más de cerca y tocarla. Alguna huyó despavorida pero otras no. Buscamos un sitio tranquilo donde enseñarle mis dotes masculinas y se atrevieron a tocarla y las incitaba a masturbarme. Una fue la única que me tocó hasta correrme. Después dejó que le sobara un poco sus tetas y enseguida tuve otra erección pero se tenía que ir. La señorita que me acompañaba iba mojadita otra vez de ver cómo me tocaban y como me miraban así que al final de la tarde me dio su número de teléfono para quedar otras veces y en otros lugares para volver a exhibirnos.

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