Un
día del verano pasado vi a mi madre haciendo topless en la terraza. Esa terraza
solo se puede ver desde mi casa y ningún vecino la ve. Por lo tanto mi madre
siempre lo hace. Nunca había pensado en mi madre de manera que me pusiera
cachondo pero ese día, no sé si era el calor, la forma de darse crema en sus
pechos o que yo iba muy salido por falta de descargas que se me empalmó. Como
solo la podía ver yo ella ni se inmutó incluso me saludó y me dijo a ver si
quería bajar a ponerme moreno con ella pero yo le dije que estaba ocupado y que
bajaría mas tarde. Seguí hablando con ella, mientras me masturbaba allí desde
la ventana, del tiempo, del calor que hacía o de como se podía poner bajo el
sol con lo que quemaba, conversaciones banales, sin sentido, solo para correrme
mirándola a ella. Cuando terminé, uffff, vaya chorro había dejado en la pared.
Lo limpié con una toallita y recé para que no se notara. Hice un poco el tonto
y bajé a hacer compañía a mi madre. Me quedé en calzoncillos y, ouch, se me
veía una pequeña mancha de semen. Creo que no la vio aunque me dijo que me
pusiera los bóxers como slips para que me quedasen las piernas sin marcas. Esa
manera de ponerme los bóxers realzaba mi paquete pero yo inocentón lo hice. Me
pasé la tarde esa imaginándome cosas de lo más extrañas para que la polla no se
me empalmara pero a la hora tuve que irme a masturbar otra vez porque no lo
podía aguantar más. Cuando volví la mancha sí que se notaba y creo que mi madre
se dio cuenta pero no dijo nada así que yo le dije que tenía cosas que hacer y
me marché.
Al día siguiente mi madre se puso una camisa que le
iba un poquito estrecha por el busto, parecía que el botón iba a salir volando,
que la camisa iba a estallar. Yo iba con mis pantalones cortos de pijama sin
bóxers debajo para no reprimir las erecciones durante la noche y porque era
súper cómodo pasearse sin. Me paseé así toda la mañana y mi madre y yo
estábamos en el salón y pensando en las pajas del día anterior dejé que mi pene
semierecto asomase la cabeza por una pierna del pantalón e hice que se fijara.
Veía su mirada lasciva hacia mi polla cada vez que no miraba. Sabía que en su
interior se estaba mojando toda y yo era el placer de su lujuria. Me retiré a
mi habitación para estudiar pero no pude... Solo pensaba en sexo con madres así
que abrí mi página porno preferida y puse la sección Hot Mom. Elegí el primer
vídeo donde una madre se follaba a su hijo salvajemente y lo dejé cargar. En
eso que apareció la mía por la puerta preguntándome que hacía a lo que contesté
que estaba estudiando. Por sorpresa se interesó y quiso ver lo que hacía. Me
pilló. Estaba esperando la reprimenda cuando me dijo que mi castigo sería ver
porno con mi madre delante. Dale al play me dijo y sube el volumen que también
me quiero enterar. A ver que le gusta a mi niño dijo con recochineo. Al fijarse
vio que era una madre que forzaba a su hijo a tener sexo con ella. ¿Te va el
incesto, hijo? Me puse colorado sin saber que contestar. Sigue mirando la
pantalla y déjame sitio a tu lado que no veo bien. Me aparté un poco y se puso
a mi lado. Me obligó a apoyar la cabeza sobre su pecho y entre el vídeo y ver
su escote cada vez me era más difícil contener la erección. Que calor hace aquí
soltó y se desabrochó otro botón de la camisa. Ahora sí que podía contemplar
bien sus tetas y en el vídeo la madre le hacia una paja cubana al hijo. Sin
preguntar mi polla cobró vida y la mía dijo: Coño hacia mucho que no la veía
porque ha crecido un montón. Me la sacó del pantalón, empezó a masajear la
polla y yo le pregunte: ¿esto también es parte del castigo? Esto, guarro, es
por manchar la pared ayer. Ve alerta que no quiero manchar nada más rogué yo.
Ya te enseñaré yo como no se ensucian las cosas y empezó a chupármela mientras
me decía tu sigue mirando el vídeo.
Mi madre siguiendo con la mamada
me bajó los pantalones y me dejó desnudo. Llevaba poca ropa. Yo mientras a ella
le desabroché la camisa hasta donde llegué y ella sin dejar de chupar se la
terminó de quitar. Se quitó el sujetador y me lo dio para que oliese su aroma
sexual. Me excitó tanto que casi me corro pero me dijo que ni se me ocurriese y
yo como buen hijo reprimí mis ansias. Cuando te de mis bragas tendrás permiso
para correrte. Chupando, pajeando y lamiendo 10 minutos cuando se paró, se
quitó los pantalones y las bragas. Me las entregó y me dijo ahora dámelo todo.
Empezó a chupármela salvajemente, como en el vídeo que iba a ver, y me corrí
con una gran cantidad de semen en su
boca. Cuando terminó cerré los ojos pero ella me dijo no, hijo, tu lección
no ha terminado, ahora aprenderás a como lamer un coño. El suyo ya estaba
chorreando pero igualmente me hundió la cabeza en su entrepierna y empezaron a
llegarme aromas desconocidos pero embriagadores que hacían que lamiera con
avidez esa abertura húmeda y me tragara esos fluidos. Me dirigió la cabeza
directamente a su clítoris que empecé a chupar. Ella me paró y me ordenó que
con la lengua hiciera círculos sobre él, que era más placentero. Así lo hice,
mi lengua acostumbrada a hablar mucho no se cansaba y ella lo sabía y seguía
dándole vueltas y más vueltas, escuchándola gemir cada vez más fuerte. Cuando
no pudo más me dijo que introdujera mi lengua lo más al fondo que pudiese de su
coño y que fuese alerta porque estaba a punto de correrse y no quería ahogar a
su hijito. Noté en mi lengua la contracción de su vagina en mi lengua, la metí
y la saqué, di círculos por dentro por fuera, lamí los labios y mi madre
suspiraba, excitada, cada vez más. Su chorro de fluidos salió caliente y yo lo
recibí en mi boca tragándomelo todo haciendo obediente lo que me decía mi
madre. Se levantó desnuda y sudada y me dijo si te portas bien algún día
tendrás una segunda lección. Vivo empalmado desde entonces esperando el
momento.