lunes, 12 de agosto de 2019

Masaje Hot


Tenía la cita concertada para el masaje a las 10 de la mañana. Yo era el masajista. Toqué el timbre y me abrió una mujer despampanante con unos increíbles pechos. Sería complicado ser un masajista decente pero lo iba a intentar.

Monté la camilla en el salón para darle el masaje a la señorita. Le pedí amablemente que se quitara la ropa para que se quedara en ropa interior. Cual fue mi sorpresa cuando se fue quitando el sujetador dejando libres sus enormes pechos y bajándose ese tanga que llevaba 😍 Tragué saliva y obligué a mi sangre a seguir fluyendo sin que me provocara una erección. Le dije que se tumbara y con una pequeña toalla le tapé ese culo que también tenía enorme, moreno y apetecible.

Saqué el aceite para masajes y me unté las manos. Empecé por la espalda. Usé la excusa de masajear la zona de las costillas para subir y palpar un poco sus enormes pechos con horribles resultados en mi entrepierna. En ella, generó suspiros de placer. No era la primera vez que me pasaba porque al masajear a una persona se relaja y lo disfruta, pero con esta mujer me afectó más de lo normal. Seguí masajeando la espalda y aprovechando cada vez tocaba más sus pechos. Viendo que al ir ganando terreno ella suspiraba más y más terminé agarrando esos pechotes que tenía. Dejé la espalda y seguí masajeando los pechos mientras ella seguía de espaldas a mí.

Cambié de posición y me puse en la parte de la cabeza mientras le seguía masajeando la espalda y las tetas. Con mi abultado paquete le daba toques en la cabeza hasta que le picó la curiosidad y la levantó. Cuando vio mi paquete me dijo: "porque no te pones más cómodo, estoy notando que esa ropa te aprieta..." Al quitarme la ropa mi polla pegó justo encima de su cabeza bien dura a lo que ella respondió dándose la vuelta, dejó su cabeza colgando de la camilla y abriendo la boca para comerse mi polla a gusto. Le di el placer de masajearle la garganta metiéndole la polla hasta el fondo a lo que ella respondió con un gemido de placer mientras yo atacaba sus pezones a pellizcos, sin compasión los retorcía y ella cada vez disfrutaba más y cuanto más los retorcía mejor se tragaba mi polla. Yo ya notaba que mi polla palpitaba a punto de explotar pero la saqué, aún era pronto y no había terminado el masaje y le dije: "lo siento señorita, soy un profesional y debo terminar el masaje".

Pasé a sus piernas, pero antes intenté colocarle la toalla sobre su entrepierna para tapar su coño húmedo y caliente pero fue en vano. Ella tiró la toalla al suelo y abrió bien sus piernas. Mientras yo le masajeaba los muslos ella tenía sus dedos metidos entre sus piernas y me miraba entre suspiros y gemidos de placer. Yo intentaba seguir con el masaje pero mis manos se iban juntando con las suyas hacia su caliente monte de venus. Me subí a la camilla y de rodillas y entre sus piernas, seguí masajeándolas, ante todo era un profesional, pero cada vez más mi cabeza se agachaba hasta que pude oler su aroma de mujer. Ya me desinhibí cuando puso sus manos sobre mi cabeza. En ese instante empecé a lamer sus muslos y mediante besos me acerqué a su precioso, ardiente, húmedo y apetecible coño y sin pensarlo dos veces terminé el servicio. Pasé mi lengua repetidas veces de arriba a abajo, con mis dedos masajeaba su clítoris. Cuando me paré a respirar le dije que con sus manos guiara mi cabeza para lamer donde ella más placer sintiera. Me tiró del pelo y me volvió a hundir en su entrepierna. No dije nada. Solo comí. Mi lengua tragaba fluidos, mis orejas escuchaban gemidos y me animaban. Mis dedos entraban y salían de su cueva sacando su néctar a chorros. Todo me resbalaba por la barba. Me llenaba el pecho. Y yo seguía comiendo como un poseso hasta que sus manos dejaron de ejercer fuerza sobre mi cabeza, se relajó y se corrió por última vez. Cuando terminó me dijo: "tienes un trabajo pendiente, fóllame la boca con esa polla que no puede estar más dura y caliente" y así lo hice.

Me levanté, ella dejó colgando su cabeza como antes y se la metí hasta el fondo una y otra vez hasta que la noté palpitar. Dejé que notara el ritmo acelerado de mi corazón a través de mi polla en su garganta mientras yo sentía el suyo al sobarle las tetas con mis manos. En ese momento, con mi polla en su garganta, me incliné sobre ella y le chupé, mordisqueé, y pellizqué sus pezones con tanto placer que no podía parar. Ella cachonda perdida se metía todos los dedos por el coño y movía la lengua para hacer que me corriera y vaya si lo consiguió. Me corrí en su garganta y se lo tragó todo. Al terminar, me separé un poquito y dejé que me chupara el capullo para que me dejara seco con una segunda corrida y vaya si lo volvió a conseguir.

Exhaustos y secos los dos nos volvimos a vestir. Me ofreció agua y bebí para saciar mi sed. Ella también bebió porque había sido una sesión extrema.

Entre risas de complicidad me confesó que estaba casada y que a su marido le encantaba ver como se la follaban pero que ese día no estaba en casa así que para complacerlo lo grabó todo en vídeo. Me lo contó para saber si tenía mi consentimiento y yo le contesté que cuando quisiera le daba un masaje delante de su marido para hacerlo feliz. Así que concertamos una nueva cita para el día del cumpleaños del marido.

Y ese fue el masaje con la mejor propina que me han dado.

Cuando el marido vio el vídeo se corrió más veces que yo cuando me follé a su mujer.