Hoy. 31 de octubre de 2016. Es Halloween y me llevo devanando los sesos para elegir mi disfraz. No quiero ir de algo muy típico porque no daré miedo pero tampoco de algo muy enrevesado por pereza de hacer el disfraz. He decidido hacer truco o trato por las calles del pueblo para ir recogiendo caramelos. Quien diría que a mis 26 años yo hiciera eso. Bueno, pues lo hago y me lo pasaré pipa.
El disfraz que elegí fue de negro del WhatsApp. Días antes fui a recoger una caja de nevera para hacer la pantalla del móvil y que pareciera que yo era una foto del negro. Y que da miedo de este disfraz? Que su pollón te parta en dos. Hice la pantalla del móvil y puse una cuerda que llevaba alrededor del cuello para colgármela. Para el disfraz cogí ropa parecida a la que lleva el negro y con una media rellena de papeles hice el pollón del negro que llevaría por dentro de los pantalones porque llevarlo por fuera sería un poco violento. Me pinté toda la cara de negro, las manos y todos los trozos de piel que pudieran estar a la vista. Quería un disfraz perfecto, ya que lo hacía, lo hacía bien.
Empecé la tarde recorriendo mi vecindario, tocando de puerta en puerta, pidiendo truco o trato. Me cerraban las puertas en mis narices. Lo más bonito que me llamaron fue gilipollas. Yo también lo entendía pero me divertía hacerlo. La gente se cagaba en mí. Algunos se reían y charlábamos un rato, ellos intentando comprender si estaba chalado o no y yo riéndome con ellos.
Así pasé la tarde hasta que llegué a la casa más antigua habitada en el pueblo. Toqué la puerta y salió una mujer joven y muy guapa a la que le dije, como había hecho toda la tarde: ¿Truco o trato? Y ella me contestó: Truco. Sacó una varita y me dijo: en lo que tú estás disfrazado, te convertirás.
Empecé a notar como mi piel volvía de verdad negra donde tenía pintado y como en mi pantalón me empezaba apretar algo de verdad. Me estaba convirtiendo en el "negro" del WhatsApp. Al final de la transformación me desmayé.
Desperté 15 minutos después, tumbado en un sofá deseando que fuera el mío y que eso solo había sido un sueño. No lo fue. Me desabroché los pantalones y allí estaba la polla del negro pero blanca. La bruja me dijo que si quería volver a mi aspecto normal tendría que follarla salvajemente con la polla que me había dado. Que remedio pensé yo. Suerte que no estaba nada mal la bruja.
Me desnudé y vaya estampa. Todo blanco pero con la cara y las manos de negro. A ella parecía no importarle. Solo miraba el pollón. A mí tampoco me importaba sentirme observado y deseado. Así que lo cogí con las dos manos y dije: esto no se levanta ni de coña. Ella apuntándome con la varita otra vez murmuró algo y esa pitón cobró vida. Se puso más dura que una columna maestra. Me tuve que tumbar.
La bruja se fue quitando la ropa mirando el mástil con lascivia y deseosa de probar su hechizo. Madre mía! Estaba de toma pan y moja. Eso que tenía entre las piernas no le entraba todo ni de coña, pensé yo. Se puso sobre mí y probó la puntita. Y bajó. Y bajó. Y bajó. Hasta que se hizo la pitón suya. Yo digo que medía dos palmos, pero entró toda. Se notaba el esfuerzo que estaba haciendo ella pero los disfrutaba. Subía y bajaba. Subía y bajaba por esa columna porque era suya y la poseía. Era tan larga y gruesa que no tenía tiempo de sentir nada pero ella sí. Disfrutaba cada vez que chocaba con em fondo de su coño y subía. No se inclinaba sobre mí porque necesitaba estar recta para que esa cosa entre mis piernas entrase en su totalidad. Notaba como se humedecía más a cada instante. Gritaba, gemía, suspiraba, susurraba, deliraba de placer. Hasta que estalló en un orgasmo que se pudo escuchar desde la otra punta del pueblo. Se levantó lentamente. Dolorida y satisfecha y se tumbó en el sofá. Con unas palabras y un leve movimiento de varita la erección bajó.
Cuando pudo hablar le pregunté si me podía dejar el disfraz puesto hasta medianoche que quería dar un regalo a un par de vecinas que sabía que lo apreciarían. Me dijo que sí y los conjuros para poner dura la bestia cuando fuera necesario.
Pero esas historias son para otro día y con esta ya tenéis suficiente.