lunes, 9 de marzo de 2020

Piso de estudiantes II


La tensión se notaba en el aire, miradas, roces, suspiros, pero no nos atrevíamos a volvernos a encontrar. Además, la otra compañera de piso estaba muy poco en el piso así que teníamos muchas oportunidades que no aprovechamos y eso hacía que cada noche tuviera que pajearme pensando en Elsa. El cajón de las pajas estaba lleno de tributos para ella. Es que se paseaba de una manera por la casa, sin pantalones, solo una camiseta ancha que marcha toda su anatomía y dejaba entrever demasiado su cuerpo. Ahora tampoco se cortaba y tanto ella, como Anna, la otra compañera de piso, iban semidesnudas por el piso como si yo fuera una más. Lo disfrutaba y me provocaba unas erecciones que no os podéis imaginar así que yo también empecé a animarme y salía desnudo del baño a la habitación.

Un día me levanté sin ropa interior pero una camiseta larga y las puse a prueba. Iba con la polla al aire paseándome tranquilamente por el piso y esperé la reacción. Las dos me miraban la entrepierna, pero no dijeron nada. La polla se me puso morcillona de las miradas y cuanto más morcillona, más me la miraban hasta que la erección salió y allí ya me dijeron que me tapara sin antes echarle un último vistazo. Me fui a mi cuarto y me empecé a tocar muy duro, pero sin cerrar la puerta del todo. Iban y venían y cada vez que pasaban por mi puerta medio abierta me miraban y disfrutaban de verme. Al final me corrí mucho y creo que las dos oyeron mis gemidos porque pasaron a ver cómo me había llenado de leche, discretamente.

Esa misma noche, yo dormía tranquilamente cuando noto una mano que tapa mi boca y me impide decir nada y noto una fuerte presión en mi paquete agarrándome la polla. Me chista para que no hable y sigue masajeando mi polla. Cuando me relajo, me destapa la boca, se acerca a mi oreja y me susurra: “te has quedado bien a gusto esta mañana eh?” mi erección le contestó sin yo tener que decir nada.

Ahora se levantó de la cama y fue hasta la puerta que cerró con pestillo para que no entrara nadie ni pudiera salir yo jaja. Cuando se levantó para ir a la puerta pude observar que venía con su camiseta ancha, pero sin bragas con alguna gota de su elixir bajando por sus piernas, se ve que la situación la excitaba. Volvió y yo ya me había bajado los pantalones a lo que ella me los volvió a hacer poner porque quería bajármelos ella. El monstruo que había creado aparecía por fin y yo me decidía a disfrutarla al 100%. Siguió pajeando mi paquete, notando como me crecía en el interior, mientras ponía su entrepierna en mi cara. Podía oler su sexo y eso hacía que mi polla se pusiera aun más dura dentro de mi ropa interior.

Cuando notó que mi polla ya no podía más ahí dentro la sacó y como un resorte apareció delante de ella. Elsa apretando su coño contra toda mi cara, se acercó mi polla a la boca y empezó a chuparla como el otro día y se la metió hasta el fondo, tocando su garganta y mientras yo comía su precioso coño peladito, húmedo y deseoso de mi lengua. Me lo restregaba por toda la cara con unos movimientos de pelvis muy precisos y disfrutaba porque la escuchaba gemir como loca. Yo no podía parar de suspirar cuando me dejaba algún momento para respirar.

Hubo un instante, donde mi polla empezó a soltar líquido preseminal y ahí paró, se giró y me preguntó si iba a aguantar como la última vez, a lo que contesté que sí rotundamente y empezó a chupar, lamer y morder como si no hubiera un mañana y yo le respondí dándole toda mi leche que se tragó toda disfrutando cada gota.

Como sabía que necesitaba un rato para volverme a activar, se giró hacia mí y me usó como si fuera su vibrador, como le había enseñado. Ese néctar que lamía y me comía activó mi polla en un instante y al notarlo, se paró y se puso a cuatro patas a lo que me dijo: “Fóllame como una perrita y no tengas piedad”. Me levanté y se la ensarté hasta el fondo. Vi como se estremecía de placer y se agarraba a las sábanas para aguantas las embestidas. Entraba y salía con fuerza, pero resbalaba de lo lindo ya que estaba muy húmeda. Mientras mi pelvis no dejaba de moverse para entrar y salir mis manos fueron a jugar con sus enormes tetas y sus pezones duros por la excitación y al escuchar el ritmo de su respiración aumentar aumenté el ritmo de las penetraciones hasta que nos corrimos los dos. Y cuando nos corrimos como las ansias de más de los dos nunca terminan lamí su coño caliente por la fricción entre los dos sexos y disfruté.

Terminamos exhaustos, sudados, calientes, felices y húmedos los dos y no pudimos evitar quedarnos dormidos…

Continuará…

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